Por fin se va. Nunca es tarde. Ahora sólo falta que el mundo del fútbol cambie y que al menos en el fútbol femenino se vean más directivas mujeres.
Flaco favor le ha hecho Rubiales al deporte, y sobre todo al fútbol femenino. Ya teníamos noticia de la cantidad de chanchullos, sobornos, comisiones, grabaciones, fiestas con chicas y más asuntos terribles que se cernían sobre su cabeza, pero ha sido ahora, cuando las futbolistas españolas se proclaman campeonas del mundo, cuando ha salido a la palestra para convertirse en el protagonista. Él, claro, el machito. Que se hable de él, aunque sea mal.
Con su actitud chulesca, machista, prepotente y vulgar, con sus malas maneras, el gesto ordinario, chabacano y machista ante la Reina, la manera de comportarse con las jugadoras y el beso se ha ocupado de empañar el título de campeonas
De una manera patética se ha agarrado al cargo como si le fuera la vida en ello durante estas semanas. Y cuando por fin dimite, lo anuncia en inglés y ante el periodista británico Piers Morgan, quien al parecer tampoco está libre de polémicas, entre otras cosas, por humillar y hablar mal de Megan Markle, así como por acosar e insultar a otros periodistas.
... A saber qué ha pasado, qué y quién le ha forzado a dimitir. Otra vez echa mano de las mujeres, en esta ocasión de sus hijas, para disculpar su dimisión.
Lo verdaderamente bueno que ha hecho por la Real Federación Española de Fútbol ha sido esto: irse.
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