Elegante, educado, refinado, distinguido y, por supuesto, muy atractivo, además de preparado, culto... y encantador.
Elegante, educado, refinado, distinguido y, por supuesto, muy atractivo, además de preparado, culto... y encantador.
Elvira Lindo tiene un don. Aparte del de la escritura, por supuesto. Y este don le permite meterse en la piel de los más pequeños para que muchos de sus escritos resulten no sólo diferentes, también creíbles, amenos y con un punto justo de inocencia y candidez.