Los últimos acontecimientos han demostrado que más vale estar en manos de los jóvenes que de los políticos.
Hay esperanza porque en España hay jóvenes con ganas de ayudar; jóvenes que se ponen las botas de agua, y solo necesitan una pala y una escoba para socorrer a los compatriotas que están sufriendo, y han perdido todo.
Hacen esto mientras los políticos se dedican a echarse el lodo unos a otros; a no hacer nada, a perder el tiempo y a dejar claro que ninguno de ellos es responsable de lo que ocurre, porque el culpable de todo lo que ocurre siempre es el rival.
Y hoy es más lamentable, porque justo ahora deberían unirse, como hacen los jóvenes, para solidarizarse con el que sufre. Pero no, los políticos no saben de hermandad, de trabajara juntos, de solidarizarse. Ellos no se manchan las manos ni las botas. Sólo saben echar el fango al contrario. Y ver cómo engordan sus bolsillos.
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