De las pocas cosas que envidio de ellas es que cuando vuelven de vacaciones están tan estupendas y maravillosas como antes de irse. Delgadas, ideales, con la melena perfecta, la piel maravillosa y sin un michelín... Pero ¿por qué?
Tú, yo y todas las mujeres de la vida normal regresamos de las vacaciones con algún michelín o un kilito de más. No pasa nada: en un par de semanas vuelves a ser tú misma. Retomas la rutina y otra vez la misma de antes de las vacaciones.
Pero lo peor es que en plena vuelta a la rutina coges ¡HOLA! y te das cuenta de que las famosas no engordan nunca, o casi nunca. Ni cuando se van de vacaciones y ni siquiera cuando dan a luz.





Después de sus vacaciones por la Costa Azul, se ha ido a la clínica Buchinger de Marbella, para retomar el curso con las pilas recargadas y tan llena de energía y belleza como siempre. Para colmo, se va en pareja, con Mario Vargas Llosa, y también se lleva a Tamara. Todos en familia para estar más estupendos, si cabe.
Por cierto, ¿qué te parecen los pantalones estampados de ella? Buff, no hay por donde pillarlos, y la melenita también está pidiendo a gritos unas tijeritas. Hija, Preysler, qué dejadez...
Y otra opción es la de Paquirrín, que también regresa de sus vacaciones en familia mejor que nunca: ha pasado por el quirófano para hacerse un tratamiento de reducción de estómago con bandas gástricas, y está que parece otro.
Además, ha dejado de fumar y le ha dado por el padel surf. Como nos despistemos cualquier día lo vemos sin los tatuajes y ya "no lo conoce ni la madre que lo parió".
En fin, que lo que te digo: todos vuelven maravillosos menos el resto de los mortales, pero eso sí, que nos quitan lo bailao.
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