Afortunadamente son los futbolistas, los sanitarios, los youtubers y los creadores de videojuegos los modelos de nuestros niños y jóvenes. ¿Te imaginas que tu peque dijera que de mayor quiere ser como la ministra Irene Montero?
Es de agradecer que nuestros jóvenes sepan elegir y no la tengan como modelo aspiracional. Son más listos de lo que creemos: ¡no quiero ni pensar que algún joven cercano deseara ser como ella!
Una mujer que ha pasado de trabajar en una empresa de electrodomésticos a convertirse en ministra de Igualdad con sólo 32 años. Así, por las buenas y después de haber dado a luz a los tres hijos de Pablo Iglesias (que eso sí parece pelín machista).
¿Alguien sabe cómo y por qué una joven, que no ha trabajado en casi nada, se ha convertido en ministra? Pobre es su currículm, pero mucho peor es no saber comportarse ni hablar.
El ejemplo: el vídeo que corre como la pólvora en el que ella habla sobre su manifestación y el coronavirus en la mañana del 9 de marzo. Vergonzosas declaraciones salpicadas de "Tía" cada pocos segundos para dirigirse a la periodista. Como si hablara en la barra de un bar con su pandilla. Sin un dato, sin una cifra, ¡tía!, lo que faltaba. Sin un mínimo de deferencia hacia la profesional, que parece su íntima amiga a la que llama tía.
Y ¿qué te parece, además, que una ministra de una monarquía parlamentaria, que ha prometido lealtad a la constitución, aparezca en una entrevista en la televisión luciendo una pulsera republicana?
De esta manera resulta imposible que nuestros jóvenes sean congruentes, hablen con propiedad y se dirijan con educación a cualquiera.
Ya no pedimos que nuestros ministros dominen la oratoria, sólo les pedimos algo básico para cualquier ser humano: un mínimo de educación y de modales. Que no es patrimonio único de los aristócratas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario