La novela que Torcuato Luca de Tena escribió en 1979 vuelve a estar de actualidad porque se ha llevado al cine recientemente, y porque además ha sido nominada a varios premios Goya.
Muchos de los adolescentes que estudiaron EGB leyeron este libro. Sin embargo, yo no recuerdo haberlo hecho (era más de José Luis Martín Vigil, ¿lo recuerdas?). Como nunca es tarde, decidí no dejar pasar esta oportunidad y leerlo ahora, que se ha vuelto a editar.
El libro es muy fuerte: tiene unas descripciones atroces tanto de personajes como de situaciones, y lo que te deja más sorprendida de todo es el poder de don Torcuato para el lector interprete algunos detalles como quiera; la libertad que brinda al lector para elegir un final u otro, para creer una u otra cosa, a la vez que crea una historia espeluznante llena de pequeñas historias más espeluznantes aún.
Como la vida misma.
A medida que lo iba leyendo y me adentraba en el mundo del sanatorio psiquiátrico y en la cabeza e historia de Alice Gould me preguntaba cómo los adolescentes de mi época pudieron con esta novela.
Y no solo por la trama, sino también por la crudeza con que se describe a los orates que se hospedan en el manicomio: no hay fin, aparecen diferentes enfermos mentales constantemente y con dolencias más extrañas en cada caso. Con ellos convive la protagonista del libro, una mujer tan inteligente y con una actitud aparentemente tan normal, que no solo confunde a los médicos del centro, también a ti.
Merece la pena leerlo por su crudeza, por lo bien planteado que está, por sus personajes tan maravillosos, por sus descripciones, su modo de recrear ambientes y diferentes atmósferas para cada caso y necesidad, y sobre todo por la maestría del autor de lograr confundirte; lo que en un momento parece que es, en el siguiente capítulo es todo lo contrario.
El propio autor se internó en un hospital psiquiátrico para dotar de mayor credibilidad y realismo a la obra. Y se nota.
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