Mientras en Barbate morían dos guardias civiles y otro quedaba herido grave por la fuerta embestida de una narcolancha, Pedro Sánchez se iba de fiesta en Valladolid.
Como si no pasara nada, se puso un esmoquin impecable y se fue al Recinto ferial de Valladolid para asistir a la entrega de los premios Goya, donde el presidente no dijo nada sobre la muerte de los guardias civiles, ni sobre el narcotráfico en esta zona española, ni siquiera hizo mención al hecho de que se desactivara la unidad de élite para luchar contra los clanes del Estrecho hace 16 meses. Se le vio radiante, sonriente y alternando con las estrellas del cine español.
En la otra cara de la moneda, el ministro del Interior Fernando Grande-Marlasca tuvo que tragarse su orgullo cuando Patricia, la viuda del guarda civil David Pérez Carracedo, se negó a que impusiera la medalla en su féretro.
Todos los dedos le apuntan a él como responsable de lo que ha ocurrido en Barbate, ya que fue él quien decidió desactivar la unidad contra el narcotráfico de El Estrecho, sin embargo, él se siente tranquilo y asegura que no va a dimitir y que esos crímenes no van a quedar impunes. ¡Ojalá!
Y a Sánchez que le quiten lo bailao.
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