lunes, 26 de febrero de 2024

¿En manos de quién estamos?

Los últimos acontecimientos y noticias dan mucho que pensar, porque ponen de relieve las diferencias enormes entre algunos políticos y los cuerpos de seguridad del Estado y un conserje, por ejemplo. 

Cuando tienen lugar pandemias, desgracias, naturales o provocadas por el ser humano, la forma de actuar de cada uno dice mucho. Con sus comportamientos se retratan. No necesitan hacer ni decir nada más. 
Sin ir más lejos, durante la pandemia COVID, por ejemplo, hubo quienes se lucraron con las mascarillas; se llevaron mordidas millonarias mientras sus congéneres ingresaban en la UCI, luchaban entre la vida y la muerte y muchos morían. Algunos políticos se compraron terrenos, casas... venga a atesorar, a llevarse más y más a costa de engañar.  Y ahora nadie sabe ni sabía nada. Pero todo parece indicar que esto afecta a ministros de entonces, diputados y comunidades autónomas. 
Otro ejemplo: si se incendia un edificio en Valencia, los bomberos se juegan la vida por salvar a los vecinos, por socorrer hasta el último de ellos y luego, si tienen que saltar al vacío lo hacen, pero eso sí cuando saben que han salvado a todos. 
Un ejemplo más: el conserje de la vivienda que se incendió se puso a sí mismo en peligro para salvar y socorrer a todos los habitantes del inmueble, y luego se encoge el corazón cuando se le escucha decir: "Sólo hacía mi trabajo".
Y no hay que olvidar a aquellos guardias civiles que dan su vida por su país, por luchar contra el narcotráfico sin apenas medios, cuyos familiares y amigos aún están esperando un gesto de solidaridad y de comprensión por parte del presidente de España, que bastante tiene con irse a galas, entrega de premios o de viaje a Marruecos.

Qué contraste.

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