Alguien les habrá echado un mal de ojo, o a saber qué ocurre con esta familia: que lo tienen todo para ser los más felices del mundo y sin embargo no levantan la cabeza.
De nuevo la maldición se cierne sobre ellos:
Harry y Megan siguen alejados de la familia y al parecer la cosas van muy en serio.
El rey Carlos III padece cáncer, aún no sabemos de qué, y lógicamente no se encuentra al cien por cien. Eso ha provocado que la reina Camila –que para eso sustenta la corona– tomara el testigo en actos oficiales y ceremonias, un total de 13 en poco menos de un mes. Pero mira por dónde que la pobre soberana está superada por el agotamiento que le provocan la funciones de ser reina y se ha tenido que tomar unos días para reponerse fuera del Reino Unido. Hasta el día 11 de marzo no estará disponible para volver a reinar.
El príncipe de Gales tampoco está en su mejor momento, lo que dificulta mucho su labor como heredero. Sin ir más lejos, William tuvo que anular su asistencia a la ceremonia religiosa por el rey Constantino de Grecia, que para más datos era su padrino.
Los británicos contaban con que volverían a ver a su adorada princesa Kate el 8 de junio en el desfile Trooping the Colour, en el que asistiría como coronel de la Guardia Irlandesa para pasar revista a la tropa en el Horse Guards Parade de Londres, tal y como informó el ministerio de Defensa. Sin embargo, el ejército ha eliminado la referencia a la princesa de Gales de su página web, con lo que nadie sabe nada más de ella. Y eso que Kate Middleton es el miembro más querido de la familia real.
Para colmo, a Sarah Ferguson se le diagnosticó cáncer de mama con tan mala suerte que después de someterse a la mastectomía y la cirugía reconstructiva de su pecho le detectaron un melanoma maligno.
En fin, Dios salve a los reyes, príncipes y demás familia real.
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