

Es igualita que su madre, pero mucho más fina, y con una belleza más delicada. Lo que más alucina es que hable de su fe y de su conversión sin vergüenza, tan pancha y tan a menudo. Porque dice que le ha dado esperanza y ganas de ser feliz y es que ella es eso, happy.
Es la imagen de Pandora, y en el repor lleva algunas joyas de la casa muy monas y, eso sí, unos modelinchis ideales.

Luego habla de su físico, y dice que no es miss mundo ni tampoco fea, pero que a veces se gusta más y otras menos. Pues vamos, como todas. Pero para hacerte un reportaje enterito con seis cambios de vestuario diferente, tampoco te verás tan mal, ¿no? (lo malo son los estilismos. ¡¡¡Eso sí que es para echarse a llorar!!!).
Un poco de la fe, la esperanza y la conversión de Tamarita no le vendría nada, pero nada mal a la pobre Terelu. Y ya puestos... una asesora de vestuario, tampoco.
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