Sin palabras. Así ha dejado la Reina a toda España con el look que lució ayer en la entrega de Premios Mariano de Cavia. Arriesgado, extremo y muy radical.
Sin embargo, hoy no se puede hablar más que del look de la Reina, con el que ha conseguido que todo el mundo (expertos en moda, en protocolo y en nada) hablemos de su atuendo. Se trataba de un total look fashion victim. Y más de uno dice que iba como las Kardashian. O sea que hemos pasado de Rania a Kardashian. De mal en peor.
Iba espectacular. Te guste o no. Vamos, que su atuendo era todo un espectáculo, por lo novedoso, lo arriesgado, lo extremo y porque la Reina exhibía una seguridad en sí misma alucinante. Esa es la clave para triunfar vayas donde vayas, con quien vayas y seas quien seas.
Mira esta foto: pasa de todo el mundo y dirige su rostro a la cámara con una mirada retadora, para que la retrate bien, que ella es divina. Y no hay nadie, por mucho que lo quiera, que le haga luz de gas.
Mira esta foto: pasa de todo el mundo y dirige su rostro a la cámara con una mirada retadora, para que la retrate bien, que ella es divina. Y no hay nadie, por mucho que lo quiera, que le haga luz de gas.
El vestido, de Nina Ricci, pertenece a la colección Resort 2017, Desde luego, está en las antípodas de ese otro de Varela con el escotazo y las florecitas aquellas del cinturón, que también dio mucho que hablar.
El de ayer era una pasada. No sé si apropiado para una entrega de premios a periodistas, pero deslumbrante en todo caso.
Se trata de un vestido de cóctel, con escote a la caja, de silueta lápiz, a media pierna y con las mangas más que largas (le llegaban a los nudillos) y tenían aberturas en los codos.
Estaba confeccionado sobre tul transparente y cubierto por tiras de lentejuelas y de seda de otoman de distintos y llamativos colores para conseguir el estampado de rayas con brillos.
El peinado, suelto, con volumen y engominado hacia atrás, así como el maquillaje ahumado en los ojos, remataba el modelinchis.
Iba como muy rockera, como neo punky. Exageradísima, cero sobria y cero discreta. Eso sí, ultra moderna, ultra tipazo y mega estudiada; todo, al milímetro.
Se trata de un vestido de cóctel, con escote a la caja, de silueta lápiz, a media pierna y con las mangas más que largas (le llegaban a los nudillos) y tenían aberturas en los codos.
Estaba confeccionado sobre tul transparente y cubierto por tiras de lentejuelas y de seda de otoman de distintos y llamativos colores para conseguir el estampado de rayas con brillos.
El peinado, suelto, con volumen y engominado hacia atrás, así como el maquillaje ahumado en los ojos, remataba el modelinchis.
Iba como muy rockera, como neo punky. Exageradísima, cero sobria y cero discreta. Eso sí, ultra moderna, ultra tipazo y mega estudiada; todo, al milímetro.
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