miércoles, 14 de diciembre de 2016

La Reina, más radical que nunca

Sin palabras. Así ha dejado la Reina a toda España con el look que lució ayer en la entrega de Premios Mariano de Cavia. Arriesgado, extremo y muy radical.
Mi intención hoy era darle un respiro. Y comentar lo bien que se lo está pasando don Juan Carlos desde que decidió ser rey emérito. Su última escapada fue a Milán para inaugurar la temporada de la Scala y cada pocos días lo vemos en un buen restaurante de cualquier rincón del mundo. A punto de cumplir los 79, pero casi como una rosa. 


Sin embargo, hoy no se puede hablar más que del look de la Reina, con el que ha conseguido que todo el mundo (expertos en moda, en protocolo y en nada) hablemos de su atuendo. Se trataba de un total look fashion victim. Y más de uno dice que iba como las Kardashian. O sea que hemos pasado de Rania a Kardashian. De mal en peor. 

Iba espectacular. Te guste o no. Vamos, que su atuendo era todo un espectáculo, por lo novedoso, lo arriesgado, lo extremo y porque la Reina exhibía una seguridad en sí misma alucinante. Esa es la clave para triunfar vayas donde vayas, con quien vayas y seas quien seas.
Mira esta foto: pasa de todo el mundo y dirige su rostro a la cámara con una mirada retadora, para que la retrate bien, que ella es divina. Y no hay nadie, por mucho que lo quiera, que le haga luz de gas. 

El vestido, de Nina Ricci, pertenece a la colección Resort 2017, Desde luego, está en las antípodas de ese otro de Varela con el escotazo y las florecitas aquellas del cinturón, que también dio mucho que hablar. 

El de ayer era una pasada. No sé si apropiado para una entrega de premios a periodistas, pero deslumbrante en todo caso. 
Se trata de un vestido de cóctel, con escote a la caja, de silueta lápiz, a media pierna y con las mangas más que largas (le llegaban a los nudillos) y tenían aberturas en los codos. 
Estaba confeccionado sobre tul transparente y cubierto por tiras de lentejuelas y de seda de otoman de distintos y llamativos colores para conseguir el estampado de rayas con brillos. 


El peinado, suelto, con volumen y engominado hacia atrás, así como el maquillaje ahumado en los ojos, remataba el modelinchis. 
Iba como muy rockera,  como neo punky. Exageradísima, cero sobria y cero discreta. Eso sí, ultra moderna, ultra tipazo y mega estudiada; todo, al milímetro. 

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