miércoles, 11 de julio de 2018

Paloma Cuevas: tipazo, sí y cursi, también

Está estupenda. Delgada, que no flaca, y sin un ápice grasa, que no  excesivamente musculosa; perfecta. Pero pelín cursi sí que es. 



Le encantan los volantes, los lazos y, sobre todo, le pirran los encajes o bordados. En este número de ¡HOLA!, donde se luce en todo su esplendor, Paloma Cuevas enseña su cuerpazo, así como su afición por los bordados. Y telita...

El biquini de este reportaje, en marrón y blanco, le queda genial, pero, ¡jolín!, qué feo es. La parte de arriba es como de guipur, croché o no sé qué bordado en color marrón, pero debajo lleva una especie de encaje blanco. La braguita del biquini es de licra y combina estos colores. 

En otra foto la vemos con una faldita a juego con el biquini: es igual de fea que el resto del conjuntinchis, blanca y con un bordado al estilo boho-chic, con cordoncillo en tono marrón. Le queda genial, porque ella lo vale, pero el modelito no puede ser de peor gusto. 

A sus 45 años, Paloma Cuevas está espectacular. Luce vientre plano, brazos perfectos (ni flácidos ni extremadamente musculados) y pecho en su justa medida: puede ponerse un biquini sin estallarlo y sin que quede vacío. O sea, estupenda, envidiable. 

Ella asegura que su truco es hacer 100 abdominales diarios, una dieta sana y equilibrada, trabajar como empresaria y ser madre, que eso, sobre todo eso, es lo que la mantiene en forma. ¡¡Te partes...!! ¡Ah!, y el miedo, el miedo que siente cada vez que su marido, el diestro Enrique Ponce, se pone ante un toro. Que aunque lleve 20 años casada, ese miedo no lo perderá nunca. 


Y para la boda de su amigo, el fisioterapeuta de su marido Víctor Villar-Aragón con María Eugenia Pasquau se puso un vestido de su estilo total. De escote sirena, bien ajustado, con encajes, transparencias y de generoso escotado. Es de Rosa Clará, firma de la que también es fan Esther Doña, otra que tal  baila. 

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