Muchos pensábamos que Paloma Cuevas y Enrique Ponce eran tal para cual. Con la buena pareja que hacían: ambos con el mismo estilo recargado y cursilón. Pues no. Después de 24 años, el torero cambia de tercio y se va con una chica mucho más joven.
Que tu hija se eche un novio es normal, que le saque 27 años no tanto y que esté casado, sea padre y famosísimo, en absoluto.
Si eso le ocurre a tu hija te lo tragas, pero no se te ocurre aparecer en los medios declarando que la relación es maravillosa y que estás feliz con la noticia.
Aunque cada uno sabe lo que quiere para sus retoños. Y si no, que se lo pregunten a los padres de la chica sobre las que más se está hablando: Ana Soria, la joven que se ha cruzado en el camino de Ponce, Paloma Cuevas y las hijas de ambos.
Almeriense, estudiante de Derecho y muy activa en las redes sociales. Cuentan que todo comenzó hace dos años, cuando ella, aficionada taurina, le escribió. Aunque él asegura que sólo llevan unos meses juntos. A saber.
Sea como sea, Ponce no está rematando la faena con elegancia: ¿dónde está el respeto que se merece la madre de sus hijas con quien ha compartido 24 años de su vida? Anunció su divorcio, su nueva pareja y su nueva situación como algo normal e incluso publicó en redes sociales alguna imagen con Ana Soria abrazándose.
Y todo porque ella le pidió que publicara la foto para dar seriedad a la relación y que la gente no pensara que se trataba de una aventura. Así que el torero no dudó en romper el pacto de discreción que tenía con su ex por el bien y la tranquilidad de sus hijas.
Al parecer, ahora ha reflexionado y si Ana Soria ha eliminado su cuenta en instagram, él ha cancelado su presencia en un evento taurino para alejarse de los focos y no dar más que hablar.
A ver si aprende de la lección de elegancia que le está dando Paloma Cuevas, que ha preferido mantener silencio.
¡Con la de cosas que podría decir!
¡Olé por Paloma!, se merece el rabo y las dos orejas.
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