martes, 30 de julio de 2024

Los Reyes vuelven a Marivent

Para inaugurar las vacaciones, los reyes y la reina emérita abrieron las puertas del palacio mallorquín a la sociedad balear y sus representantes políticos. 

Mientras la princesa Leonor y la infanta Sofía se encontraban en París, donde se las vio llenas de vitalidad y espontaneidad animando a España, sus padres ofrecían, un año más, la recepción en el palacio mallorquín.
Volvimos a ver al rey espléndido y a su madre también, con un conjunto de kaftán y pantalón en tonos verdes y amarillos. 
Volvimos a ver la a reina medio apoyada en un taburete durante el besamanos y con calzado plano. Debe estar bastante dolorida. Al parecer no pudo asistir junto al rey a la recepción que ofreció Emmanuel Macron en la inauguración de los Juegos Olímpicos, porque no se encontraba bien. Pobre, con lo puntillosa y perfeccionista que es, le debió doler en el corazón. 
Pero lo que sí le debió hacer daño a los ojos en Marivent, a ella como a todos los que la hemos visto, fue el outfit de Armengol 
POR FAVOR, POR FAVOR. ¿Dónde se ha visto? ¿Pero la presidenta del Congreso de los Diputados no tiene hermanas, amigas, primas o alguien que la asesore un poco? Pero ¿cómo se le ocurre presentarse de esa guisa a una recepción con los Reyes? En serio, ¿en qué estaría pensando?
Llevaba un vestidito oscuro, suelto y corto (¡qué manía tiene con la ropa corta! ¿Aún no se ha enterado de que no se llevan nada los vestidos de ese tamaño, y menos para una mujer adulta con un cargo político?), con flecos y de tirantes finísimos. 
Dejaba al aire piernas, escote, brazos, hombros y espalda. Sí, una espalda que mostraba ¡¡¡¡la marca del biquini!!! O sea que Armengol no practica el topless. Pues se lo habríamos agradecido porque el resultado del outfit era terrible. Esa vestimenta no es propia para alguien de su condición política, social ni tampoco física.
Tan difícil no es. Hoy cualquiera puede comprar, alquilar, pedir prestado y sobre todo mirar un poco para saber qué se lleva y qué no. Todo eso está al alcance de cualquiera y más, de ella. 
No tiene excusa y sí, mal gusto. 
 

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