La muerte de Laura Luelmo es dolorosa, injusta e indignante. Y además es un fracaso; una muestra más de lo pésima que puede ser la prisión permanente revisable. Y lo ha tenido que pagar una chica de 26 años que abandonó su tierra para cubrir una baja docente.
El único detenido, Bernardo Montoya, ha confesado su crimen. Como sospechoso, la Guardia Civil le sometió a un interrogatorio largo. Se contradecía, no recordaba lo que había dicho, cambiaba las versiones... hasta que por fin se confesó el autor del crimen.
Y se veía venir.
Salió de la cárcel en octubre, después de cumplir dos condenas. La última, de 17 años y nueve meses, por matar a una anciana de 82 años, a cuya casa fue a robar, y al verse sorprendido por ella la apuñaló hasta matarla.
Meses después volvió a verse entre rejas, durante dos años y 10 meses, por robos con violencia, de donde salió el pasado mes de octubre.
Al parecer, durante un permiso penitenciario intentó violar a una mujer.
Y este elemento, con estos credenciales, estaba en el pueblo de nuevo, suelto y tan pancho. Esperando a su nueva víctima, que no tardó en encontrar. Maldito.
Y ahora ¿qué hacemos?: ¿quién le devuelve Laura a sus padres y a sus familiares?, ¿quién se la devuelve a su novio que la esperaba en Zamora?, ¿y a sus amigos, a sus alumnos, a sus dibujos, a sus clases, a sus ambiciones, a la vida que tenía por delante? ¿Qué hacemos con este desgraciado?
Habrá que revisar por qué y cómo se le ha permitido a ese monstruo llegar hasta aquí.
Urge hablar menos de feminismo, de machismo, de Cataluña y su independencia, de la inviolabilidad del Rey... y ponerse manos a la obra, a fondo ya, para evitar crímenes que se ven venir.
Con semejantes elementos sueltos por los pueblos, las zonas rurales, las ciudades y toda la geografía española poco podemos hacer.
A ver ahora quién se atreve a salir a la calle, quién sale a correr a última hora de la noche o de buena mañana, quién se atreve a hacer la compra sola, a cambiar de ciudad o de pueblo, a abrirse paso por la vida... No vaya a ser que te des de bruces con un malnacido como Bernardo Montoya. Tú, tu hija, tu sobrina, tu amiga, tu nieta...
Al parecer, asestó a Laura un golpe en la cabeza, la intentó violar y la abandonó.
Y lo peor es que tiene un hermano gemelo, Luciano, que también asesinó a una mujer y acaba, también, de salir de la prisión.
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