Desde que se publicó, en 2016, lo tenía entre los libros pendientes. Por fin lo he leído y merece la pena, me ha gustado. Eso sí, es literatura femenina cien por cien.
Es de esos libros que están tan de moda: por y para mujeres, con historias que te llegan y te gustan. A ver, tampoco es de nobel, pero es agradable.
Pan de limón con semillas de amapola narra la vida de dos hermanas sumamente diferentes, pero que se adoran. Tan distintas y con tantos matices cada una, que en ellas están todas las mujeres del mundo. Cualquiera que lo lea se verá reflejada en algún aspecto de las hermanas. Una de la alta burguesía en Mallorca, la otra médico sin fronteras en Etiopía; una presumida, ideal, que se cuida muchísimo, madre de una hija adolescente, con un marido odioso. La otra enamorada de un hombre alemán, más joven que ella, quien la adora. Una mujer que apenas se cuida, nada coqueta.
El primer libro de Cristina Campos habla del primer y del último amor, de los matrimonios fracasados, del amor entre mujeres; de la adolescencia femenina, de la a veces difícil relación entre madre e hija; de la amistad, de la enfermedad que más daño hace a las mujeres. De la adopción internacional. En fin, habla de las mujeres y sus problemas, de sus vidas, de sus familias, sus trabajos, sus preocupaciones, sus gustos y sus hermanas. Así como de sus padres y madres.
Cada capítulo comienza con una receta, y es que gran parte de la novela se desarrolla en un horno de pan, que es clave en la historia y su desenlace.
Tan femenino, ameno y tierno, que te lo recomiendo para pasar un buen rato y encontrarte en alguno de los matices de las hermanas.
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