Escribir un libro a medias debe ser complicado, o no, si lo haces con tu pareja. El resultado final de este es satisfactorio. Se trata de una novela negra, con mujeres de armas tomar, un caso complicado y mucha vida alrededor.
... Y, como no podía ser de otra manera, y más si se trata de una obra de Lorenzo Silva, con la aparición estelar de Bevilacqua, toda una figura en la literatura negra española.
Lorenzo Silva y Noemí Trujillo, pareja en la literatura y en la vida real, han escrito este libro a pachas y está genial. Dicen que los 12 primeros capítulos son de ella y los siguientes de él. Puede que la parte primera sea más femenina, más de mujeres, más de reflexión, de vida, o puede ser una percepción mía.
La novela se inspira en el asesinato y descuartizamiento de una prostituta nigeriana de 22 años, cuyos restos fueron arrojados a los contenedores de basura. Hecho que ocurrió en 2003 en la localidad madrileña de Boadilla del Monte, y que impactó tanto a Lorenzo Silva, que decidió llevarlo a la literatura.
Si esto es una mujer se lee genial y se disfruta muchísimo. Tal vez lo de estar escrito a cuatro manos le dé mayor riqueza y agilidad. Puede ser. Lo cierto es que es buenísimo, sin grandes narraciones ni grandes diálogos, pero engancha desde el principio, es ameno, correcto, con una gran estructura y narración, y además del caso policial tiene mucha vida y mucha historia humana.
Con la mujer como protagonista, víctima y rival, reclama el papel femenino en la parte más dura de la sociedad y en el mundo de las investigación policial.
Manuela Mauri, es policía nacional, divorciada y con dos hijos, madurita pero de estupendo ver, que ha sufrido el suicidio de un jefe con quien mantuvo una relación sentimental y que ahora vive el amor con otro hombre más joven.
Sabe buscarse la vida, investigar, mandar y hacerse valer en un mundo mayoritariamente de hombres. Promete convertirse en la protagonista de una nueva serie de novela negra, que al parecer viene a reemplazar a los queridísimos Bevilacqua y Chamorro.
Si es así, ¡bienvenida, inspectora Mauri!
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