miércoles, 8 de enero de 2020

Pedro y Pablo, como dos colegas

No pienso entrar en política porque hace que me hunda en una profunda tristeza, incertidumbre y desasosiego. No sé si lo del apocalipsis que dijo Sánchez en una de sus intervenciones lo decía a propósito, pero a más de uno se lo parece. 





Además de todo lo que ya se ha dicho, y lo que se va a decir cuando sepamos quiénes son los agraciados con carteras y si se crearán los 20 ministerios, hay algo que me llama la atención una vez que Pedro y Pablo han hecho migas y son socios de gobierno.

Se trata de la manera en que chocan sus manos, y lo hemos visto estos días de debate y de investidura. 

Me ha dejado perpleja: nunca había visto un saludo así, y no digo sólo entre políticos o mandatarios, es que ni siquiera cuando te presentan a alguien con quien vas a trabajar o a reunirte, ya sea en un acto social, de trabajo o incluso lúdico.


Según el protocolo se debe dar la mano derecha, y con el brazo pegado al cuerpo, estirarlo y extender la palma de la mano con el pulgar hacia arriba. Una vez juntas ambas manos, hay que cerrarla envolviendo la de la persona a la que se saluda, de forma firme, pero sin hacer daño. 


Sin embargo, cada vez que Pedro y Pablo se saludan o se dan la enhorabuena, parecen querer demostrar que van en el mismo barco, que son colegas, y tal vez por eso chocan sus manos con los codos doblados, las manos hacia arriba sin extenderlas, como si quisieran echar un pulso, como si fueran deportistas o dos jóvenes que se saludan para echar un partido de pádel.

En ningún momento parece los dos hombres sobre cuyos hombros recae ya el peso de nuestro país.

En más de una ocasión vimos a Messi y Cristiano saludarse así. 










¿Qué crees que eso significa?: ¿el apocalipsis? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario