La primera novela de Oliver Espinosa se adentra en el mundo de los ladrones de libros, los coleccionistas y el mercado negro de las grandes obras literarias. Como tantos otros, bucea en el universo de La Divina Comedia.
Escribir un libro no es tarea fácil, que conste, por eso todos los autores son admirables. Aun así, unos te gustan más, menos; mucho o poco.
En honor a la verdad, La librera y el ladrón se me hizo larguísima; me dio la sensación de que su autor se impuso una tarea demasiado ambiciosa: escribir un libro sobre un tema original, con tintes de thriller y novela romántica, donde demostrar su sabiduría sobre el mundo de los coleccionistas de libros, el mercado negro, la mafia que rodea este mundo, y de paso hacer gala de su profundo conocimiento sobre Dante y La Divina Comedia.
Tema, además, demasiado recurrente por aquellos que escriben sobre el mundo de los bibliófilos.
La librera y el ladrón empieza con buen pie, pero va perdiendo interés a medida que avanza. Tal vez, si Oliver Espinosa se hubiera centrado en un solo objetivo su primera novela habría sido más redonda.
Cuentan que el autor, abogado de profesión, encontró la inspiración para su debut como escritor en un caso de bibliocleptomanía que tuvo que investigar, tanto le gustó ese mundo que decidió continuar documentándose para crear su primera obra.
Eso sí, lo acabé. Y el final coincide con lo que te imaginas desde el principio.
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