jueves, 13 de enero de 2022

Boris Johnson, porque él lo vale

Sin vergüenza, el primer ministro británico ha asegurado que sí asistió a la fiesta del 20 de mayo en Downing Street, pero le quita importancia, pide perdón y no piensa irse.  

Lo de Boris Johnson no hay por dónde cogerlo. Acaba de reconocer que sí asistió a la celebración en la residencia oficial el 20 de mayo de 2020, en pleno confinamiento, cuando las fiestas y reuniones sociales estaban prohibidas por su propio gobierno. Ese día, además, fallecieron más de 250 británicos solos sin la compañía de un familiar.

El primer ministro lo ha admitido, ha pedido perdón y ha explicado su presencia como si fuera un adolescente; poniendo excusas irrisorias e increíbles. 

Dijo que el jardín de Downing Street 10 se utiliza como una extensión de la oficina y que por eso mismo él creía que era una reunión de trabajo, y que sólo estuvo unos 25 minutos. 

Sin embargo, su secretario envió la invitación a más de 100 personas vía e-mail, en la que se les citaba para disfrutar del buen tiempo tomando unas copas en los jardines de la residencia oficial. Al parecer, asistieron más de 40 personas, todas llevaban su propia botella, tal y como se pedía en la invitación. Cuentan que tras la fiesta el jardín quedó hecho un desastre. 

No es el primer político que se salta las normas dictadas por su gobierno y que pasa de dimitir. Pide perdón, se inventa excusas para salir del paso, da un golpe de melena y se queda tan pancho, porque él lo vale, como si fuera un chico L'Oréal. Sin escuchar, ni tan siquiera, las broncas de los miembros de su partido.

Pero no parece que vaya a llegar muy lejos. Cuentan que quien fuera su asesor y creativo de la campaña del  Brexit, Dominic Cummings, está detrás de esto: se siente tan dolido con el primer ministro por haber decidido prescindir de sus servicios, que se ha propuesto no parar hasta hundirle. Y al parecer su chistera esconde innumerables escándalos con el premier como protagonista. 

Y es que tantos políticos son muy buenos en dictar normas... para los demás. 

Qué fracaso, si Platón levantara la cabeza.  

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