El horror parece no tener fin. Lo que está ocurriendo en Ucrania y sus fronteras es motivo de vergüenza para toda la especie humana.
El horror que está provocando esta guerra, muertes, masacres, torturas, fosas comunes, mujeres rapadas y golpeadas, cadáveres con minas en sus bolsillos para causar más muertes... es un reflejo de la crueldad, odio y maldad que puede alberga el ser humano.
El infierno que están viviendo millares de personas, que han tenido que huir de su país y se han quedado solos, sin nada ni nadie, es tristísimo.
Pero lo que deja sin palabras es que en tales situaciones de horror y de máxima dureza, haya quienes intenten hacer negocio para sacar partido de las terribles desgracias del prójimo.
Cuando mujeres y niños que han podido huir de Ucrania llegan a la frontera con Polonia y dejan de oír las sirenas y las bombas, se creen a salvo y suspiran medio tranquilos.
Allí se les acercan personas que les ofrecen transporte para llegar a otras zonas de Europa, trabajo, comida o un sitio para refugiarse, les hacen creer que son voluntarios, que pertenecen a ONGs humanitarias y que desean ayudarles. Pero en realidad pertenecen a mafias de tratas de seres humanos, que juegan con la desgracia ajena sin mostrar la más mínima sensibilidad. Buscan hacer negocio con el mal ajeno.
Es vergonzoso que entre los seres humanos, en lugar de ayudar unos a otros, haya quien explote a quien más sufre. Ya lo dijo Thomas Hobbes en el siglo XVIII, "El hombre es un lobo para el hombre". Incluso los animales son mejores con los de su propia especie.
La maldad en estado puro.
Ignominioso, inmoral, ruin, vil, despreciable.
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