Ten en cuenta que vas a necesitar tiempo, porque engancha. Así que ahora que se acercan el fin de semana y las navidades, léelo (o regálalo). Pero te aviso que las últimas 90 páginas las leí del tirón. No se puede parar.
Dolores Redondo abre varios frentes en la última novela: no sabes qué pasa con la madre (más mala que un dolor), con las dos hermanas de Amaia (que andan a la gresca con el horno), con el matrimonio de la inspectora, con el juez Markina (con sus insistentes provocaciones), con los asesinatos en cadena (esta vez de bebés), y con una muerte que no te esperas y te deja de piedra.
Así que ya sabes: valle del Baztán, lluvias, nieblas, un frío de muerte, la Policía Foral de Navarra. Y Amaia al frente, una mujer con carisma, temple y mando; la inspectora que se ha hecho su hueco en un mundo de hombres donde se defiende de maravilla. Una mujer que además es madre y esposa, y que tiene que vérselas con las insinuaciones del juez Markina. Pero ahí no acaba todo: se enfrenta a una muerte súper dolorosa.
Me ha gustado: tiene de todo y en su justa medida; no se regodea en los escarceos amorosos ni en los asesinatos. Te describe los trajes del juez Markina con profusión de detalles, pero no se para en la ropa de otros personajes con menos atractivo. Y eso sí, el final es muy femenino.
A ver qué te parece.
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