Con esos mofletitos y esos rollitos en los muslos y en las muñecas... ¡¡¡para comérselos!!! y si encima llevan una ropita favorecedora no pararías de achucharlos. Esta semana asoman unos cuantos a las páginas de ¡HOLA! Todos ideales, pero unos mejor vestidos que otros.

Insisto: Alberto Grilmaldi, pero ¿qué trabajo te cuesta pedir a tu hermana Carolina que te eche una mano en cuanto a estilismo? Y no sólo tu estilismo (eso por descontado), también el de tus hijos. Porque Charlene parece que ha mejorado algo.

Y los niños... ¡¡pobres!! Iban fatal vestidos. Jacques llevaba vaqueros largos y bien oscuros, que a simple vista parecen bien duros. Con una camisa que, evidentemente, se salía, y unas deportivas. No hay ni una foto en la que el niño lleve la ropita bien colocada. Pobrecillo. Debería estar súper incómodo.
Su hermanita Gabriella llevaba un chupete fucsia bien grande, que le ocupaba un alto porcentaje de su carita. No hay ni una foto en la que no lo lleve. Vestía, además, un trajecito de fondo blanco con mariposas celestes y rosa palo y llevaba los pies descalzos.

Sin embargo, el simpático y monísimo príncipe George, ¡¡pobrecillo!! Síiiiii. Pobre.
Llevaba un clásico conjunto de pantalón rojo corto y camisa blanca con nido de abeja rojo. Súper clásico.

Por favor, Kate, la próxima vez ponle los calcetinitos rojos, te lo pido. Y si no, búscale unas bambitas rojas (en España las hay a patadas ideales) y no le pongas calcetines. Te lo pido.
No sé si es que por ser madre primeriza no has caído en esto. Pero te aseguro que los calcetines son un elemento clave en la ropita de los niños. Y lo mismo ocurre con los leotardos; no le pongas jamás de los jamases a tu hijo varón si ya anda ranitas o pantalones cortos con leotardos (en invierno, claro). Jamás.
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