lunes, 13 de julio de 2015

Trilogía de pata negra: 'Versos, canciones y trocitos de carne'

Se llevan las trilogías. Mejor dicho: muchos autores capaces (que tienen en mente una buena historia, que enganche y con cuerda para tres libros; que no sea alargar por alargar), se deciden por la trilogía. La última que he leído, y te recomiendo muchísimo: Versos, canciones y trocitos de carne. 


César Pérez Gellida es el creador de esta trilogía de pata negra. 

Pero bien negra: crímenes en serie, perpetratos por asesino sociópata que está para encerrarlo, que carga con una pesada infancia, llena de traumas, malos tratos y todo lo necesario para convertirse en un adulto psicótico, pero eso sí inteligentísimo, loco por el latín, la literatura, la música y los grandes pequeños lujos.  

Un policía incansable, tan trabajador como bebedor, tan duro como enamoradizo. Un buen castizo, refranero y loco por el rugby. 

Un psicólogo que lía la trama, trae la guerra de los Balcanes a la trilogía, la enreda con los perfiles de asesinos en serie, sabe muchísimo sobre la locura del ser humano, los crímenes de guerra y, además, tiene una hija con problemas. 
Estos son los tres protagonistas. Y los tres libros: Memento mori, Dies irae y Consummatum est. Con lo que he leído del autor me atrevería a decir que tiene algo (y no poco) de elementos autobiográficos. 


El mejor, sin duda, el primero. Maravilloso. Nada que envidiar a Stieg Larsson. 
Me encantó, me cautivó a las pocas líneas. Por su mezcla de extrema modernidad y un buen casticismo. Porque las historias te captan desde el principio. Porque sus protagonistas principales están genial caracterizados, porque intimas con ellos a las pocas páginas. Te lo recomiendo ya. Deja lo que tengas si no te ha enganchado y ponte con este libro, pero ya. 

Genial escrito y mejor narrado. Muy bien contado y cantado, con banda sonora y todo (con Bunbury como director de orquesta). Verás, además, que la trilogía está plagada de citas en latín, de libros clásicos y sus protagonistas, de refranes y frases hechas de la calle.
Y se ameniza con el sabor de un buen gin tonic de Hendricks, o de un Jameson con hielo, un ribera del Duero y un buen chuletón. Además, del terrible frío de Castilla y León. 
A eso súmale un buen número de crueles y brutales asesinatos. 


Dies irae te lleva a Belgrado, y encuentras en la segunda parte mucho Balcanes... Demasiado. Para mí el más flojo de los tres. A ratos se me hizo pelín largo. 


Y en Consummatum est te das una vuelta por Europa para terminar donde empezó, en Valladolid. 

El desarrollo y el desenlace de la trilogía te deja a veces alucinada, y piensas: "¿lo ha solucionado sobre la marcha?". 

Y si bueno es el libro, buenos son, como no podía ser menos, los tres prólogos, de puño y letra de Michael Robinson, Jon Sistiaga y Lorenzo Silva. 

Para combatir esta ola de calor, nada como las bajas temperaturas de Valladolid. Para darle marcha a la siesta del verano: muertes, mutilaciones, secuestros, investigaciones, carreras de persecución y algún partido de rugby. ¿No te vas de vacaciones? date una vuelta por Belgrado, Trieste, Londres, Valladolid o Berlín. Es más, vas a conocer asesinos, hackers, mafiosos, locos, malos, buenos, y también, cómo no, encontrarás el amor. Eso siempre.

Ya me contarás qué te parece. Te advierto: el primero, el mejor. 

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