¿Has visto la última cinta de Woody Allen?, ¿te has quedado esperando el nudo y el desenlace de la historia, como me ocurrió a mí? Muy bonito todo, pero ¿dónde están las emociones?

El protagonista es un chico gris, inseguro, torpe e ingenuo, que va ganando confianza a lo largo de la película. Eso mismo se refleja en su indumentaria: de comenzar siempre con tristes prendas de un marrón feísimo acaba luciendo un flamante esmoquin. La vestimenta del resto de personajes, de óscar.
Peluquería y maquillaje estupendos, así como el casting: ellas, Kristen Stewart y Blake Lively, divinas, y el prota, Jesse Eisenberg, es una réplica de Woody Allen (incluso la forma de caminar es clavada). Tanto le gustan a Allen los años 30 que se ha convertido en todo un maestro en eso de recrear esta época, sin olvidar los clubes nocturnos, la mafia neoyorquina y toda su estética.


Café Society resulta una película genial: actrices guapas y actores bien vestidos, vistas maravillosas de Nueva York, casas fascinantes... Y una vez más Woddy Allen retrata con maestría los años 30, la mafia neoyorquina, la típica familia judía, el metacine, y una vez más se incluye a si mismo como narrador. Sí, todo eso es así, pero no me he emocionado, echo de menos más ternura, más sentimientos. Más corazón, la verdad.
Pues una menos para mi lista de cine fuera d casa.
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