lunes, 3 de abril de 2017

Ante la tragedia, al menos una reflexión

La noticia del día es la terrible avalancha de barro que se produjo en Mocoa, Colombia, en la madrugada del sábado. La consecuencia: una tragedia; más de 200 muertos y cientos de desaparecidos. Y todo, en un barrio que aloja a desplazados por el conflicto armado que vive este país. 


Cuando nos quejamos por cosas cotidianas, cuando de la nada hacemos un drama, deberíamos parar el ritmo y reflexionar. Observar el panorama actual y pensar.

Noticias como los desastres naturales, que siempre se ceban en los más desprotegidos, o como el drama de las guerras civiles en Sudán del Sur, el Congo, Irak y Siria, Yemen, Birmania, Afganistán, Burkina Faso, Níger, Camerún, Costa de Marfil... te llevan a mirarte y pensar: ¿por qué yo no?, ¿por qué soy tan afortunado?

Países en constantes conflictos armados que dejan una triste estela de refugiados por todo el mundo. Personas errando por Europa, Oriente Medio, África o América. 

Seres humanos que huyen de conflictos en los que ellos ni pinchan ni cortan, sólo sufren. Huyen, escapan y se quedan sin un lugar donde estar. No saben ni tienen dónde ir, pero sus necesidades son idénticas a las nuestras. Tienen los mismos sentimientos y la misma condición humana. Sueñan con poder dormir sin pasar frío ni hambre, sueñan con que sus hijos puedan, no ya superar el bullying del colegio, sino simplemente crecer y sobrevivir... 

Y nosotros, esperando que llegue la primavera y que todo siga, cuando menos, como hasta ahora. No entro en el tema de la ONU, de la relaciones internacionales, de los gobiernos, de Acnur, ni de las ONGs. Es un tema de conciencia personal.


Nos hemos librado porque hemos nacido en esta parte del planeta. No hemos hecho nada para merecer esta seguridad, esta vida, esta familia, esta tranquilidad. Y esta reflexión me llena de culpa y de miedo. 
Y pienso: vive, por lo menos, para merecer lo que tienes y de la manera que te parezca más adecuada. Al menos, así tendrás la conciencia tranquila. 

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