lunes, 18 de marzo de 2019

‘Ragdoll, (Muñeco de trapo)’

Los lectores de novelas negras ya no sabemos con qué nos van a sorprender. La última que he leído es el no va a más: el cuerpo que tiene que reconocer la policía de Londres presenta brazos, piernas, tronco... de diferentes víctimas y cosidos entre sí. 


Un cuerpo y seis víctimas. Ese es el prometedor punto de arranque de Ragdoll, (Muñeco de trapo). Con ese inicio te esperas de todo, por lo menos que el autor sea enormemente creativo y flipes con el libro. 
Dicen que la idea era un guión, pero al ser rechazado varias veces Daniel Cole terminó convirtiéndolo en un thriller policíaco. Un libro que engancha, con un caso de película, un protagonista de fuerte carácter y muchos personajes maravillosamente retratados. 
Lo mejor del libro son los personajes. Si Wolf, el protagonista, es un personaje de cine, los secundarios no se quedan cortos, con unas historias que dan para otras tantas novelas. 
Con un ritmo muy ágil, encontrarás episodios buenísimos y otros que no lo son tanto, lo que provoca que decaiga el interés; es una novela de picos. Se lee bien, pero reclama toda tu atención: muchos personajes, muchos muertos, muchas futuras víctimas, muchos casos y muchos datos. 
Además de buscar a quienes han sido asesinados para formar el muñeco de trapo, la policía de Londres tendrá que evitar, a contrarreloj, otros tantos crímenes: el asesino ha dejado una lista con las futuras víctimas, y la última es el policía estrella. 
Se esconde, además, una crítica al periodismo sensacionalista que no respeta la muerte ni el dolor ajenos. Los convierte en un espectáculo con el que ganar audiencia. 

Eso sí, la novela presenta hay algunos cabos sin atar y algunas cosas que el autor soluciona a su antojo. 
Desde luego, el final no se entiende. Está pidiendo a gritos una segunda parte. O una serie completa con el detective Wolf a la cabeza. Demasiadas series de policías o... ¿nunca son demasiadas?

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