La Segunda Guerra Mundial da para mucho, literariamente hablando. Fueron tantas y tan horribles las atrocidades que se cometieron que el número de libros inspirados en tales dramas es infinito. La hija olvidada es uno de ellos.
Comienza por el final: cuando esa niña convertida en anciana recibe una inesperada visita que le hará rememorar, momento a momento, su vida, la de su madre y la de su hermana.
A partir de esta visita, narra la persecución a la que se vio sometida, el sentimiento diario de terror, de desprotección, de estar marcada por ser una infiel, el horror de los campos de exterminio, y de la guerra.
Todo ello la obligó a morir y revivir tres veces. A vivir tres vidas diferentes para salvarse y creer ciegamente que pertenece a una nueva familia.
A pesar de salvarse, de estar viva y de sobrevivir a todos sus familiares, la anciana, al final de sus días, sopesa si de verdad merece la pena vivir en una gran mentira, y carga sobre sus espaldas con el peso de las pérdidas de todas aquellas personas a las que tanto quiso y tanto la ayudaron.
Es otro de los dramas de la Segunda Guerra Mundial, pero además es una lección de solidaridad, ayuda, fraternidad y amor desinteresado.
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