martes, 22 de septiembre de 2020

‘La hija olvidada‘

La Segunda Guerra Mundial da para mucho, literariamente hablando. Fueron tantas y tan horribles las atrocidades que se cometieron que el número de libros inspirados en tales dramas es infinito. La hija olvidada es uno de ellos.




A partir de dos hechos reales, Armando Lucas Correa narra el drama de la Segunda Guerra Mundial, el terrible paso de los nazis y los estragos que causaron por todo el mundo en boca de una niña. 

La niña que logró sobrevivir a la masacre perpetrada por los nazis el 10 de junio de 1944: ametrallaron a todos los hombres de un pueblecito de la región francesa de Limoges, mientras que quemaro vivos a los niños y mujeres en la iglesia del pueblo. Los pequeños que lograron escapar fueron rescatados por los monjes que vivían en una abadía cercana al pueblo.
 
Esta niña, además, tenía una hermanita que fue enviada en un barco desde Hamburgo a La Habana. Viajaban más de 900 judíos alemanes refugiados, pero al llegar a Cuba no les dejaron desembarcar, ni tampoco en Miami. El Comité Europeo para la Distribución Conjunta negoció con Gran Bretaña, Francia, Bélgica y Holanda aceptaran a estos refugiados. 

La novela narra la vida de una de las hermanas, que fueron separadas durante la terrible persecución a los judíos. 

Comienza por el final: cuando esa niña convertida en anciana recibe una inesperada visita que le hará rememorar, momento a momento, su vida, la de su madre y la de su hermana. 

A partir de esta visita, narra la persecución a la que se vio sometida, el sentimiento diario de terror, de desprotección, de estar marcada por ser una infiel, el horror de los campos de exterminio, y de la guerra. 

Todo ello la obligó a morir y revivir tres veces. A vivir tres vidas diferentes para salvarse y creer ciegamente que pertenece a una nueva familia. 

A pesar de salvarse, de estar viva y de sobrevivir a todos sus familiares, la anciana, al final de sus días, sopesa si de verdad merece la pena vivir en una gran mentira, y carga sobre sus espaldas con el peso de las pérdidas de todas aquellas personas a las que tanto quiso y tanto la ayudaron. 

Es otro de los dramas de la Segunda Guerra Mundial, pero además es una lección de solidaridad, ayuda, fraternidad y amor desinteresado. 

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