Lo nunca visto: ¡¡¡un vicepresidente del gobierno de un país desarrollado con moño y pendientes de aro!!! Nunca, un estilismo tan fuera de lugar y de momento. Será un truco para despistar.
Un mes entero da para mucho, entre otras cosas para agujerearse las orejas y aprender nuevo peinado.
Despidámonos, ¡¡¡por fin!!!, de aquellas imágenes en las que el vice se soltaba la melena para agarrarse de nuevo esa coleta. A saber cómo se exhibirá a partir de ahora.
Pablo e Irene, como buena casta, se han cogido un mes completo de vacaciones a pesar de ser vicepresidente y ministra en un país que se va a pique en caída libre. Sin trabajo, sin salud, sin economía, sin soluciones a los problemas que nos llevan a la deriva. Sin igualdad: en situaciones como esta se notan más las diferencias, a pesar de que hay un ministerio que debería luchar contra eso.
Ni crisis, ni pandemia ni caja B, ni malversación ni administración desleal en Podemos. Lo importante es que Irene Montero se fotografió con un vestidito de Mango, más propio de una chica cualquiera que de una ministra, el debate de su ¿Rolex/Swatch?, y que a su marido sus hijos le tiran de la coleta.
Pedro Sánchez, en la misma línea: luciendo bronceado recién traído de las mismísimas playas de España, donde más de uno está enfermo, sin trabajo, sin saber futuro nos espera de aquí al mes que viene.
Mejor hablar de moños y relojes.
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