La segunda parte de Reina Roja es buenísima, me atrevería a decir que mejor. Y como cada una supera a su predecesora, una vez que la hayas leído sólo queda encomendarte al autor.
Antonio Scott y Jon Gutiérrez han vuelto, y con ellos un nuevo caso que investigar.
Mafia rusa, drogas, trata de mujeres, soplones, policías corruptos, y mucha ironía, sentido del humor, buenas frases, descripciones, diálogos maravillosos y una buena estrategia de novela, argumento e idea convierten a Loba negra en una novela de obligada lectura.
Juan Gómez-Jurado ha trasladado a Jon y Antonia a la Costa del Sol, entre Marbella y Estepona, para hacer su homenaje personal a los miembros de la UDYCO de Málaga: sólo en 2018 realizaron más de 500 detenciones, decomisaron 40.000 kilos de droga y cientos de millones de euros en efectivos. Y apenas aparecen en las noticias.
Otro de sus homenajes va dirigido a la mujeres: los personajes secundarios de esta novela son fuertes, duras, inteligentes, ambiciosas, mujeres que han sufrido mucho, a las que coloca en un lugar prioritario muy por encima de los personajes masculinos, mucho más débiles en este caso.
Al cierre del libro Juan Gómez-Jurado pide al lector que le guarde el secreto de la novela, así que no voy a contar más. Sólo te recomiendo que la compres y la disfrutes y, aunque la leerás en un pispás, le saques todo el jugo, que tiene mucho. Incluso, con permiso del autor, más que Reina Roja.
¡Buena lectura!
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