Eva García Sáenz de Urturi sorprende con esta novela histórica, gracias a la cual se alzó con el Premio Planeta 2020. Sorprende, sobre todo, porque poco tiene que ver con su aplaudida Trilogía de la Ciudad Blanca.
Aquitania arranca de maravilla. Al poco de abrir el libro ya te sientes conquistada por Eleanor, que con sólo 13 años es toda una mujer; te encanta el personaje y, a ese ritmo, te esperas un novelón. Sin embargo, a medida que la historia avanza se va desinflando y parece un folletín histórico.
Algo falla; pierde fuelle, sobre todo durante el desarrollo, aunque ya en el desenlace final parece que vuelve a tomar un poco de ritmo.
Confieso que más de una vez, al retomar el libro, me vi obligada a volver atrás para ponerme al día.
Se suceden algunos asesinatos, con los que la autora intenta dotar a la novela de misterio, pero no consigue transmitir el suspense de un thriller. Me cuesta reconocer en esta novela a la autora de El silencio de la Ciudad Blanca.
Narra dos historias paralelas: la de la duquesa y la de un niño abandonado en el bosque, que llegarán a unirse en algún punto de sus vidas.
Ella es todo un personaje; los dos años que dedicó Eva García Sáenz de Urturi a la documentación para este libro parecen dedicados, sobre todo, a Eleanor: está maravillosamente perfilada, todo un carácter, valiente, sin doblegarse, segura de sí misma y retadora. El rey Luy El joven parece débil, inseguro, apocado, y junto a ellos Galerán, Aelith, Raimond, Suger, Adamar...
Tres narradores diferentes, que varían según el capítulo; descripciones que te llevan a estancias de palacios, salones, jardines, guerras... y a imaginar ropajes, personajes y momentos que al parecer fueron históricos, como la altura de Eleanor, sus largos cabellos y sus ropas y joyas suntuosas... Con esto y algo más Aquitania se alzó con el Planeta el año pasado.
Merece la pena leerlo para, al menos, hacer tuyo el lema de las tres eses: Solo Sé Seguir. La frase que durante la novela llena de valentía y seguridad a la duquesa y a su estirpe.
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