martes, 13 de abril de 2021

La Reina: de mantón a falda

Estaría genial que a nuestra reina le gustara el mantón de Manila, la mantilla o el traje de gitana. Así les daría un toque chic y moderno a esas prendas tan nuestras y tan favorecedoras.  



Pero han sido poquísimas, o ninguna, las veces que se la ha visto con semejantes prendas. Aunque ella hace lo que puede, o quiere. 

Ángeles Espinar es una artesana bordadora con más de 60 años de profesión. La bordadora regaló a Letizia una de sus maravillosas creaciones por su boda con Felipe de Borbón: un mantón de Manila de color verde agua con flores bordadas en marfil. Debía ser espectacular, con esos colores tan favorecedores, pero nunca se llegó a lucir como tal. 

Tres años después del enlace, la bordadora recibió la Medalla al Mérito de las Bellas Artes de manos de los hoy reyes y no dudó en preguntar a Letizia por el mantón. Cuentan que le dijo la verdad: que no había encontrado aún el momento para lucirlo.  

Sin embargo, 12 años después, decidió estrenarlo... pero convertido en un dos piezas: falda y blusa coordinada. Al parecer, dicha joya no era del todo del estilo de Letizia, por lo que acabó en el taller de Duyos, quien lo convirtió en un conjunto que la reina ya ha llevado en un par de ocasiones. 

El lunes pasado volvió a lucirlo en la entrega de las Acreditaciones correspondientes a la novena edición de Embajadores Honorarios de la Marca España. 

... Y dicen que cuando la bordadora se enteró del destrozo, rompió a llorar y decidió escribir una carta a Zarzuela para expresar su dolor: habían destrozado una joya única, confeccionada en seda italiana, que le llevó más de cuatro meses de trabajo, con un dibujo personalizado: unos anillos, la fecha de su boda y el nombre de Letizia y Felipe, la Torre del Oro y la Giralda. 

Desde la Casa Real se disculpan y aclaran que desconocían que el mantón fuera tan valioso, pero lo cierto es que ahora la Reina le dará más visibilidad. 

¿Quién sabe? Tal vez es el momento de la reinvención de nuestras prendas más clásicas. 

Pasamos de la tortilla desestructurada al mantón de Manila desintegrado. 

Reinventarse o morir.  


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