Ni photoshop, ni botox, ni ácico hialurónico, ni hilos tensores. Nada de nada, ni siquiera radiofrecuencia. Contouring. Si quieres estar como la reina Letizia, ya sabes.
Sólo necesitas polvos bronceadores, iluminador, brochas y mucha maña para quitarte años y ponerte guapísima.
Si no te lo crees, mira las imágenes de la Reina en los Premios de Periodismo Francisco Cerecedo. Desde entonces no se habla de otra cosa: de su imagen, otra vez. Después de 14 meses ocultando su rostro tras la mascarilla, el pasado 26 de octubre se descubrió y dejó a todo el mundo de piedra.
Se enfundó aquel vestido de Hugo Boss negro, entallado, con escote de rejilla y flecos, de largo midi, del que tanto se habló hace unos años cuando lo estrenó, y lució un rostro no sólo radiante sino más perfecto que nunca, si cabe.
Nariz perfilada, pómulos marcados, ojos grandes y ni una arruga. Dicen que no es otra cosa que saber utilizar los trucos del contouring; que no ha pasado por el quirófano ni se ha hecho retoque estético alguno. A saber.
El contouring es la maña que tienen algunas para perfeccionar el rostro. Se resaltan con iluminador los volúmenes de los pómulos y el puente de la nariz y se perfila el rostro con polvos bronceadores más oscuros que tu tono que difuminas por las aletas de la nariz, las sienes y el mentón lateral. Y luego, un poco de colorete. Lo que no sé muy bien es cómo se eliminan las arrugas o marcas de expresión con esta técnica de maquillaje.
Sara Montiel, Saritísima, sí era una hacha con esto. La verdad es que al natural parecía un cuadro: con tantos colores en una sola cara, pero en las fotos daba el pego. Jugaba, como nadie, con las sombras, los contornos, los polvos oscuros y los nacarados. Sin duda, ella sí que era la reina del contouring, y no lo sabía. Son recuerdos de mi paso por Diezmi.
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