martes, 30 de noviembre de 2021

‘Astillas en la piel’

César Pérez Gellida es uno de los grandes de la novela negra española. Aunque en su último trabajo se pasa al thriller psicológico, no olvida el negro que domina de maravilla. 


Por su tremendo realismo, por no temer a la sangre ni al-más-morboso-todavía las novelas de Pérez Gellida te atrapan, te ponen la carne de gallina y acaban siendo una prueba de tu valentía (hay quien pasa más miedo que vergüenza con algunas de sus novelas). 

La nueva historia del autor vallisoletano arranca al más puro estilo Gellida, y sin perderlo de vista acaba convirtiéndose en un thriller psicológico en el que narra los traumas, miedos, inseguridades y sufrimientos de un chaval de 13 años. Y todo, con el lenguaje, los giros y ese estilo tan peculiar de Pérez Gellida. 

Contada en dos voces, tiempos y espacios paralelos, Astillas en la piel trae la historia de dos amigos de la preadolescencia, que años después se citan para saldar las cuentas del pasado. 

El protagonista es un chaval huérfano de madre cuyo padre, militar excesivamente autoritario, se niega al cariño, a las atenciones fraternales y al más mínimo sentimentalismo. En el internado de curas donde estudia, el chaval sufre la tiranía del matón del colegio, engaños por su mejor amigo y abusos sexuales por un profesor. Incapaz de contarlo, las astillas se le clavan en la piel y se van hundiendo más y más. Cuando al cabo de los años intenta sacárselas el daño va a ser irreparable.

Un libro duro, donde sufres con el protagonista, donde nada es lo que parece y lo que no parece puede que tampoco sea. El desenlace da un giro inesperado, que te deja sin palabras.

En las novelas de Gellida, y esta no podía ser menos, conviven realismo, ironía y la mente retorcida de sus protagonistas con el amor del autor por Valladolid. De nuevo homenajea a la ciudad castellana, sus calles, su gente, su clima y los pueblos de provincia. La ciudad medieval de Urueña, conocida como la Villa del libro, acogerá gran parte de la trama en plena noche de cencellada. 

Frío como el hielo. 

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