Qué vergüenza de políticos. El caso mediador, el del socialista canario Tito Berni, muestra la peor cara de los políticos. Humillante.
Es asombroso que los de su partido hagan piña con los diputados pringados en el caso y digan "¿qué más dará?". Pues no, no da igual. Cómo va a dar igual. Todos los que hayan participado de las fiestas con comilonas, drogas y prostitutas tienen que apartarse de la vida política y pública y, además, pedir perdón a todos los españoles por cohecho, blanqueo, falsedad, tráfico de influencias, por saltarse las normas que nos rigen a todos y por tomarse a cachondeo su cargo, sus responsabilidades, por creerse dueños de todo y con derecho a hacer lo que quieran en cada momento. Por utilizar su puesto público y sus despachos para conseguir su objetivo personal: lucrarse.
No es que sean cutres, como también se ha dicho. Es que son lo peor, lo más indigno y lo más rastrero. Muestran la cara más sucia del ser humano y ponen en duda la honorabilidad no sólo de los políticos, sino de cualquier cargo. Si ves las fotos que circulan sobre su fiesta con prostitutas (pobrecillas) se te cierra el estómago. Denigrantes. Ni Torrente.
Y para colmo, sus socios de gobierno, los de Podemos, que tanto presumen de luchar por los derechos de las mujeres, su igualdad y el feminismo, no han dicho nada, pero nada de nada, sobre las fiestas con prostitutas. No se han significado y tampoco quieren unirse a la comisión de investigación.
Muy fuerte. Así nos va.
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