domingo, 5 de junio de 2016

La feria del libro de Madrid, para los que leen y escriben

Pasear por el parque del retiro de Madrid siempre es una gozada y más ahora, en plena Feria del Libro. Está plagado de ejemplares para que veas, toques, elijas y busques ese libro y hasta puedes acercarte a su autor (eso sí, ármate de paciencia). 





Hay casetas para todos: para el que le gusta leer (por descontado), para padres que quieren aficionar a sus hijos, para el que lee poco y sólo lo que escriben los televisivos o los youtubers, cuyos libros son el último grito en literatura; para los locos de los libros de cocina, de best sellers, de viajes, de filosofía, de poesía, de historia; encuentras las novedades más nuevas, libros en otros idiomas, cómics y ejemplares para niños, jóvenes, adolescentes... Para todos. 

Es la feria de la lectura y de la escritura, la ocasión para enterarte de las novedades, elegir tu libro y pedirle a su autor que te lo dedique. Pero, sobre todo, la gran oportunidad para el escritor: conocer a una parte de quien le lee; tomar el pulso a su público. Y por eso no duda en cambiar el ordenador por un bolígrafo para dedicar su trabajo a quienes le leen. 
Así lo veo yo, que soy una romántica de la literatura y prefiero no nombrar el marketing ni las listas de ventas ni el negocio que supone un best seller o un Mario Vaquerizo (que no sabes la cola que tenía para dedicar su libro, alucinante) para las editoriales.
  
Vi a muchos de los que me gustan: Ibáñez, Lorenzo Silva, Antonio Muñoz Molina, César Pérez Gellida, Juan Gómez Jurado; de los que gustan a los peques de mi familia, Greg (el del diario), Scooby-Doo y los primos Stilton, Tea y Gerónimo; otros que no me gustan y otros de los que aún no he leído nada. 

Eché de menos a muchos, pero sobre todo me alegró reencontrarme con esta cita adornando una caseta: "Un día sin leer es un día perdido". Acuérdate, porque es preciosa y verdad. 

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