lunes, 16 de enero de 2017

‘La mujer de la libreta roja’

Hay un tipo de novelas, que yo llamo parisinas, que me gusta leer de vez en cuando. Son cortitas, romanticonas y muy amenas. Transcurren en París, te llevan de una galería de arte a un bistrot, de una librería a un taller de restauración, de pisos abuhardillados a tiendecitas de vinos y baguettes. Y al fondo, el amor.


De vez en cuando descanso de novela negra, histórica o de lo que sea, para sumergirme en el París de hoy. Ese París tan lleno de buen gusto; de calles pespunteadas por pequeñas mesitas y puestos de flores, con sus pequeñas tiendas atiborradas de libros, bisutería o prendas de ropa tan diferente.

La última novela que me ha llevado hasta allí ha sido La mujer de la libreta roja, de Antoine Laurain. Parisina, llena de glamour, pero muy actual y nada cursi. Con un lenguaje y una narrativa tan fresca, y amena que te atrapa desde el principio. Te lo recomiendo: pasas un buen rato y te empapas del París más auténtico. Me recuerda mucho a los libros de Nicolas Baurreau, parisinos totales. 

Este tipo de literatura tiene como protagonista una mujer, que siempre lleva algo especial: un abrigo verde, un vestido rojo o, en este caso, un bolso lila. Y será ese bolso lila, tan personal, tan diferente y tan lleno de mil y una cosas lo que dé sentido al libro y gracias al cual arrancará una historia de amor que parece del todo imposible. 

Las novelas parisinas están destinadas a un público preferentemente femenino y, qué curioso, suelen estar escritas por hombres. Pero hombres que deben saber mucho de mujeres, al menos Antoine Laurain sabe muy bien qué llevamos en el bolso; habrá tenido que investigar, mirar, preguntar y observar mucho. Y es que está claro que los hombres, si quieren, pueden llegar a conocernos muy bien y escribir precisamente lo que nos gusta. Todo es ponerse. 

Te lo recomiendo: bien escrito, fácil de leer y con una historia de amor muy tierna pero nada sensiblera. 

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