Te gustará más o menos Donald Trump, pensarás que es un bocazas (y con razón, ¿cómo puede decir: "Los periodistas están entre los seres humanos más deshonestos del planeta"?). Pues lo vas a ver a todas horas: es el presidente de la primera potencia mundial. Y mientras que su look no es nada interesante (pero nada), al menos la primera dama va a dar mucho juego.

Cuentan que hasta última hora no sabía qué iba a ponerse para la investidura del nuevo presidente de Estados Unidos: ningún diseñador americano quería hacer el modelinchis a la esposa de Donald Trump.

Era un vestido tubo por debajo de la rodilla, con chaqueta wrap de cuello chimenea, guantes y stilettos. Todo obra del valiente Ralph Lauren. Que, por cierto, podría haberse esmerado un pelín más: mira qué arrugas le hacía el vestido.
La melena, recogida en un moño bastante informal y hasta despeinado. Joyas, discretas.
Para el baile inaugural se colocó un vestido largo, de color vainilla con abertura lateral, escote bardot con volante y un cinturón rojo muy fino. Todo, obra de Hervè Pierre, ex creativo de Carolina Herrera. Pelín cursi, ¿o no?Aunque, eso sí, le quedaba como un guante.

Lo lució en la Candlelight Dinner, una cena en honor a su marido que se ofreció en Union Station la noche antes de la toma de posesión de Donald Trump como 45º presidente de los EE.UU. Y la verdad es que Melania deslumbró.
Esto promete. Ella, en cuanto a moda, looks y diseñadores. Y ambos, porque forman la típica pareja que no va a parar de dar qué hablar. ¿Has visto el video en que él le pide a ella que hable en público, y le hace un feo gesto con los brazos? ¡¡¡Buff!!!, ¿y el del baile inaugural? Pues búscalos y verás. Esto no ha hecho más que empezar... Pobre mujer.
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