De verdad hija, no saques tus miserias a la calle. ¿Qué necesidad tienes de contar que Pedro J. te ha dejado por otra cuando tú creías que os iba genial? Cuéntaselo a tu mejor amiga, a tu hermana, a tus hijos si quieres, pero a ¡HOLA! ¡¡¡¡nooooo!!!!
Hay una cosa que me saca de quicio. Y es que no entiendo por qué mujeres independientes, preparadas, con oficio y beneficio, listas, estupendas, maravillosas y tan capaces o más que cualquier hombre, cuando rompen con su pareja salen en los medios lloriqueando.
Lo hizo Nieves Álvarez, la pesada de Alba Carrillo y ahora Ágatha Ruiz de la Prada.
Pero ¿por qué?, ¿por qué lo hacen?: ¿para dar pena, para que todos sepamos lo malo que es su ex, para que los hombres solteros hagan cola a sus pies? Que se lo cuenten a sus íntimos, perfecto. Pero que no lo vayan publicando: es tirar piedras contra el propio tejado de las mujeres Mal, fatal, de pena.
Ágatha, que sales estupenda en el reportaje de ¡HOLA!, que estás maravillosa, que te has quitado a Pedro J., pero también años y kilos.Y no tenías necesidad de andar sacando tus trapos sucios y contar lo mucho que te ha hecho sufrir tu ex.
Además, te digo lo que dice mi quiosquera: "Donde las dan las toman. Que bien que se metió ella entre Pedro J. con su anterior parena, Rocío, sin despeinarse. Así que ahora que no llore tanto". ¿Ves como todo el mundo opina?
Tendrías que haber dejado que te hicieran esas fotos para enseñar lo divina que te has quedado, y haber contado que ya tienes el divorcio, pero no hacía falta profundizar y menos declaraciones de este tipo: "Va y me dice esa cosa tan bonita que dicen los tíos: pues que a lo mejor le quedaban diez años y que quería ser feliz. ¡Y yo que creía que éramos súper felices!".
Dices que con ruptura has perdido 18 kilos, y sueltas esta perla: "No me he hecho ningún retoque, lo que no quiere decir que no me lo haga en el futuro... como parte de mi libertad". O sea que las que están felizmente casadas o en pareja no pueden retocarse.
¡¡Menuda entrevista!! Mucho hablar de la mujer preparada y profesional, libre y liberada, y nos encontramos con estas declaraciones de mujer despechada. Deberíamos aprender de la Preysler, que parece que ella nunca sufre por los hombres.
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