lunes, 3 de julio de 2017

La boda de Messi, ¿quién dijo sencillez?

Más allá de las esperadas rebajas y la fiesta del orgullo en Madrid, la noticia del finde ha sido la boda de Messi con su pareja-novia-madre-de-sus-hijos en Rosario, la ciudad donde se enamoraron. Con un sinfín de detalles horteras a rabiar. 





Tratándose de un astro del balompié, no podía ser menos que una ceremonia civil a lo grande. Y eligieron el hotel City Center Rosario (que debe ser el no va a más) para dar el sí quiero y celebrar la súper cena y más tarde la súper fiesta. 






Durante la ceremonia, entre la pareja, estaba sentadito su hijo mayor, Thiago, que ya tiene cuatro años. Dicen que siguió muy atento toda la ceremonia sin perder ni un detalle. 

Con 260 invitados, entre los que se encontraban futbolistas con sus exuberantes y poco discretas parejas, así como los familiares y amigos de los novios. 

Cuentan que los flamantes recién casados agasajaron a los invitados con un banquete de sabor gaucho y otras delicias internacionales; no faltó la Suhsi Station para los amantes de la comida nipona. 

Antonella Roccuzzo lució  un vestido blanco roto, de corte sirena, con gran escote corazón, tirantes y con cola (como toda novia que se precie, se case por lo civil o por lo religioso). Obra de Rosa Clará, quien también le confeccionó el vestido joya que se colocó para la fiesta. Bien escotada y bien ceñida iba la novia. 

Se peinó con un semirrecogido que le permitía lucir su larguísima cabellera, por otra lado tan pasada de moda.














Y se calzó unas sandalias difíciles de calificar. De la firma Sarkany, un proyecto en el que se ha embarcado con Sofía Balbi, la novia de Luis Suárez. 
Y en el colmo de la horterada las suelas iban decoradas con: Anto, Leo, un corazón rojo y la fecha de su enlace. 


Él eligió un tres piezas, con corbata plateada, camisa brillante a franjas y una rosa en el ojal de la chaqueta. ¿Alguien da más?

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