miércoles, 26 de julio de 2017

Eugenia Martínez de Irujo, el mundo por montera

Esta semana ¡HOLA! no tiene desperdicio. Es una gozada: pocas veces ofrece tanto que ver y comentar. ¡¡Viene cargadito!!!

Ya sabes que a mí me matan los detallitos; mirar las fotos y ver dónde está el patinazo. 
Y cuando lo he visto, he pasado la página a toda velocidad, como si estuviera haciendo algo malo, cuando en realidad yo tengo cero de culpa. Cero.
En fin, que me he quedado de piedra con el culo de la duquesa de Montoro. Sí, se llama culo donde la espalda pierde su nombre, ¿no? Pues se le ve. 
Y no es que esté en tanga en la playa, que eso es lo más normal en Ibiza. Es que la duquesita llevaba un biquini de esos, y encima se ha puesto un vestido calado hasta los pies y se le ve todo el culete... 
Que enseñe lo que quiera, que yo no soy quien para decirle nada. 
Iba bien agarrada a su novio y dice la revista que es el verano más feliz de su vida desde hace un montón de tiempo, así que no seré yo quien se lo fastidie pero, vamos, que me he quedado de piedra.
Mira, Eugenia, que me encantas y me caes genial. Que me pareces muy estilosilla y aunque seas chiquitina sabes sacarte partido de maravilla, porque eres la mar de mona.
Tanto cinturón para ir a la playa, tanto vestido a los tobillos, tanto pareo, tanta pulsera, tobillera y medallón y tan poca braguita. 

En fin, hija, que sí: lo que se van a comer los gusanos, que lo disfruten los humanos. El mundo por montera. 

Yo pensaba recrearme en la boda secreta, y repentina, del marqués de Griñón. 
¿A quién se le ocurre a estas alturas casarse con una chica que podría ser su hija? Con lo bien que lo está haciendo con sus vinos, sus aceites y demás, y va y se empeña en casarse por cuarta vez y a sus 80. Y ella... 
Hija, no sé, búscate a alguien más de tu cuerda. Dicen que en septiembre daréis un fiestorro en el que por fin lucirás tu título y tu alianza. 

Tampoco voy a pararme en Eugenia Silva, tan ideal como siempre, que dice: "Con dos hijos me considero más que casada con Alfonso". ¿En serio? 








Ni en Froilán, que ya es todo un muchachote, y tiene hasta novia. El tiempo pasa volando. ¿Te acuerdas en la boda de su tía la que lio cuando era un enano? A partir de ahí acuñamos la expresión: "Cuidado con los niños, no vayan a montar un froilán".


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