Ana y Fernando, la secuela

Si al menos se hubiera cambiado de vestido, si Julio José hubiera cantado, incluso si Vargas Llosa hubiera pedido públicamente matrimonio a la Preysler, o si Verdasco se hubiera vestido de azul marino, todavía. Pero para ver lo mismo, ¿qué necesidad había de sacar la segunda parte? 

La semana pasada Ana Boyer quiso posar en bata para mostrar al resto de los mortales cómo se arregla y se pone el vestido de novia. También quiso que la viéramos casándose con Verdasco. Perfecto. Pero que una semana después continúe su boda resulta demasiado. Pelín cansino. 

¡HOLA! repite portada; la secuela de la boda: la fiesta.  Mismo vestido de ella, mismo traje cremoso de él, mismos invitados y hasta mismas instantáneas. 

Y para ver fotos nuevas como esta, mejor cambiar de tema. 

¿Has visto que poco glamour?: pandilla de chicas charlando en corrillo y la novia con los brazos en jarras. Hija, de verdad, cualquiera diría que tal foto se tomó en plena boda en la isla Mustique... 

Irse hasta el Caribe para casarse y acabar haciendo lo mismo que en cualquier boda de pueblo de nuestra España... ya les vale. Qué poca creatividad. Desde luego, Tamara, que tú fuiste la wedding planner, ya te vale, chica. 

La única noticia que aporta actualidad a la secuela es lo de Enrique. ¿Te has enterado?

Pues resulta que Enrique Iglesias acaba de ser padre. Ese fue el motivo poderoso por el cual no pudo asistir a la boda de su hermana pequeña. 

Tanto inventar y tanto elucubrar, y el chaval estaba con Anna Kournikova, aguantando contracciones, ayudándole a llevar la respiración adecuada y sobre todo dándole la mano, que en esos momentos poco más puede hacer. 

Así que el cantante y la extenista ya son padres, y encima de mellizos: niño y niña.  

Claro, con razón antes de llegar a Mustique los hoy señores de Verdasco pararon en Miami: para ver y desear suerte a Enrique y Anna.

Y hoy por fin entiendo cuando las novias famosas se cambian de vestido en plena boda... ¡¡¡por si hay secuela!!!