¿Te acuerdas de aquella frase de Sexto sentido? Me pasa algo parecido, pero con los belenes. Veo nacimientos por todas partes. Hasta en las páginas de ¡HOLA!
Fíjate si estoy metida de lleno en el Adviento y preparando los adornos navideños, que no veo otra cosa más que diferentes estilos de nacimientos.
Reconozco que es mi culpa: me encantan los belenes con un toque diferente. Así que cojo ¡HOLA!, y me encuentro con lo que creo que es un belén.
Podría ser un belén viviente: la princesa Sofía de Suecia, a primera vista, es una pastorcilla, y con ese bebé tan ideal en brazos, que podría ser un niño Jesús.
Pues no. Estamos de bautizo. La princesa acaba de ser mamá y para el bautizo del también príncipe Gabriel, se vistió así: de pastorcilla. O eso parecía.
Lo cierto es que de pastora nada: llevaba el vestido típico de Dalarna, la provincia donde ella creció y de la que su hijo ostenta el ducado.
¡¡¡Haber empezado por ahí: si el niño es el duque hay que lucir las ropas de la tierra!!!
Pues nada, ya está, Sofía, que vas hecha un cuadro, pero todo sea por los hijos. Es como si una princesa española de Valencia se vistiera de fallera o de Madrid, y se vistiera de chulapa en el bautizo de su pequeñín.
Pero te digo una cosa, no sé qué es peor: si posar de fallera en el bautizo de tu hijo o en picardías para presentarlo. Vamos, que prefiero irme de belenes, la verdad.
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