miércoles, 18 de abril de 2018

Mette Marit y Haakon, ¡viva el amor!

Pobre. ¿Te acuerdas de lo que la criticamos? Aquí, en Noruega y en medio mundo. La pusimos de vuelta y media. Menos mal que a Haakon no le importó mucho, y míralos: ahí siguen, como el primera día.



Hacía mucho que no veíamos a Mete Mari, porque habrá vivido y habrá pasado por muchas cosas, pero desde que se emparejó con Haakon de Noruega, más discreta no ha podido ser. 
Te gustará menos, o más, pero ya casi no da que hablar (como no sea de su falta de glamour), y eso que hasta la policía noruega dijo que era un riesgo para la seguridad de la realeza. 

Ambos siguen la mar de enamorados. Mira qué fotos. 
Se han ido de vacaciones los dos solitos a México para disfrutar uno del otro, tan a gusto. 
¿Te imaginas a nuestros reyes besándose así?, ¿a nuestra Leti en traje de baño abrazando a don Felipe y dejándose besar? Y si lo viéramos, ¿qué pasaría: pondríamos el grito en el cielo o nos parecería bien? Bueno, da igual, porque no lo vamos a ver.

El príncipe de Noruega se enamoró de Mete Mari y decidió no dejar escapar a la mujer de su vida. Primero se fue a vivir con ella y luego decidió casarse. Pero como los noruegos no la querían ni en pintura habló ante los medios pidiendo comprensión, y hasta ella firmó un documento en el que aseguraba que si se divorciaban se iría con lo puesto y no tendrían ni ella ni su hijo trato de favor. 

Porque era madre soltera. Los medios sacaron a la luz todo su pasado. Y fue tan y tan comentado que no le quedó otra que salir por la tele y decir que se arrepentía de un pasado, cuando menos, movido. 
Tuvo un hijo con un chico que estuvo en la cárcel por tráfico de drogas, con las que ella también coqueteó, según cuentan. Dicen que salió en televisión buscando pareja, y con una chica en plan novias. Que vivió en India y en Australia y que allí se lo pasó pipa. 

Y ahora no dice ni pío, participa poco, y apenas tiene agenda oficial. Que va vestida de pena, cero glamour, con poquísimo gusto y nada de coquetería. Que parece que no hace ni deporte. 
Y eso que tiene 44 años, uno menos que nuestra Leti y dos menos que Máxima  de los Países Bajos y Mary de Dinamarca. ¿Te lo puedes creer? 

Eso sí, fue ella la intrépida que abrió la puerta a Mary Donaldson, a Máxima Zorreguieta, a nuestra Leti. Así que ya podrían echarle una mano y aconsejarla; unas darle algún truquito para estar más guapa y otras explicarle cómo ser más sonriente y cercana. 
Favor con favor se paga. 

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