Según el semanario americano People, Megan Markle es la mujer más elegante del mundo mundial. La coloca a la altura de Amal Clooney, Jennifer López o Kim Kardasian (que tampoco son las más glamourosas del universo, ni mucho menos).
Pero la duquesa de Sussex sí es ideal; con un tipazo, una piel preciosa, un pelo envidiable y una sonrisa estupenda. Parece simpática, dulce y hasta discreta.
Con un estilo que, sobre todo, fascina a los americanos, como locos por tener a una de las suyas en la familia real británica.
Todo lo que lleva encanta. Sin muchos adornos ni colorines, evita los estampados así como las tendencias rompedoras, y prefiere colores lisos. Suele elegir prendas actuales, sin ser una víctima de las tendencias.
Como sabe que la miran con lupa, lleva prendas con buen corte, que se adapten a su estilo, estatus y a la moda, con buenos tejidos y favorecedoras.
Así que no le queda otra que llenar su ropero de firmas como Prada, Givenchy, Gucci, Carolina Herrera, Burberry, Alexander McQueen, o Manolo Blahnik, entre otros.
Dice la experta en realeza Katie Nicholl que desde su boda lleva gastado en vestuario más de un millón de dólares. Y aún así cuentan que Kate Middleton influye más: vestido que estrena la duquesa de Cambridge, vestido que se agota.
Lo cierto es que a Megan se la mira con lupa y se comenta todo lo que se pone.
Su última aparición junto a Harry, en el Westminster Central Hall, en el concierto 100 Days to peace, dio mucho que hablar.
Obra del diseñador taiwanés afincado en Nueva York, Jason Wu, no le favorecía nada.
La parte delantera estaba llena de volantes a lo largo, así que el efecto era que pecho y abdomen estaban hinchados y, claro, todo el mundo haciendo apuestas sobre un embarazo.
El vestido lo combinó con un unos salones joya ideales de Aquazzura y un clutch de Dior azul noche.
Pero no pasa nada. Mañana aparece con otro modelinchis de sus diseñadores fetiche, como Stella MadCartney y Jimmy Choo, y arreglado. Seguirá siendo tan elegante como Kim.
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