Siempre han existido y, desgraciadamente, siempre existirán. Pero parece que últimamente se están poniendo las pilas, o al menos conozco a más personas a las que les han robado.
Según el diario El Mundo, cada 26 minutos roban en un piso en Madrid. Eso es más complicado que llevarse un bolso, un móvil o una cartera... así que más vale no quitar el ojo de tus pertenencias cuando salgas a la calle.
El ladrón sigue actuando solo, en pareja o en grupo, y sin pudor para llevarse lo que pilla.
¿Lo peor? que según la policía no pueden hacer más de lo que ya hacen. Eso sí, los tienen fichados: siempre actúan los mismos en determinadas zonas, bares, metros, restaurantes, aeropuertos y estaciones. Los ladrones conocen los días y las horas con más movimiento, y aprovechan cualquier distracción para llevarse lo tuyo con toda la tranquilidad.
Si de coches se trata, ya saben los modelos más fáciles de robar y sacar de España. Y si son pisos o negocios, por supuesto que tienen bien aprendido dónde, cuándo y cómo.
En las terrazas están al acecho: si ven un bolso colgado de una silla aprovechan cualquier momento y delante de la dueña, ¡zas!, se lo llevan. O meten la mano y se llevan la cartera, o cogen un móvil en un momento de despiste. Incluso en el aeropuerto se llevan tu maleta para dejar otra vacía a tu lado, inocente viajero.
Ideas hay muchas para robar porque tú les das igual; no van a pensar si estás en paro, si cuentas hasta el último céntimo que gastas, si sólo usas tarjetas, si acabas de cobrar, si llevas dinero para hacer un pago, si es un préstamo; si llevas billetes de avión, documentación, tarjetas, tickets, recetas médicas, gafas, llaves... Lo que quieren lo usan y lo venden y si no, lo tiran y te fastidias.
Al final parece que has tenido hasta suerte: te han robado sin hacerte daño, sin violencia, y no han entrado en tu casa. Así que te llevas un disgusto, sí, pero estás a salvo.
Encima les tienes que dar las gracias.
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