miércoles, 21 de noviembre de 2018

La boda de Marta Ortega y la etiqueta

Zara ha cambiado nuestras vidas. Y no sólo por la forma en que hoy consumimos moda, también por la ropa que llevamos, el nuevo código de la etiqueta y lo mucho que ha variado el protocolo del vestido. 


No tienes más que mirar las fotos de la boda de la hija de Amancio Ortega, que están por la red y por todos lados, y verás que nada es como antes. 

Antes ibas de boda con tus mejores galas. Eso sí, sin olvidar que el largo iba bajando desde la mañana (corto) a la noche (que debía tocar el suelo).
Y la etiqueta que servía para todas las celebraciones sociales dependía del traje del caballero. De menor formalidad a más, y desde la mañana a la noche: traje oscuro, chaqué, esmoquin y frac. Y aunque a muchos les parezca machista así era, porque las mujeres tenemos mucho más donde buscar e inventar. 

¿Te acuerdas del vestido de cóctel?, ¿y del largo? 
Pues con la llegada del imperio Inditex eso pasó a la historia, el dress code tiene nuevas palabras. Tanto es así que en la invitación a la boda de Marta Ortega se pedía para la fiesta posterior a la ceremonia civil CASUAL CHIC. Como lo lees, tal cual: casual chic. Porque era una celebración informal (para el día siguiente estaba programada una cena de gala y posterior jarana de madrugada). 

¿Que qué es el casual chic? Lo que antes se llamaba cóctel informal. Y la primera regla es para ellos: no a la corbata, prohibida. Americana, sí, del color, textura y tejido que se desee (Rafael Medina la llevaba de terciopelo y la combinaba con jeans), y la mayoría se colocó un pañuelo en el bolsillo. La camisa, pelín abierta y algunos eligieron camiseta de cuello redondo. Buff, terrible. 
El único que se anudó el cuello fue Alberto Núñez Feijóo, y quedada pelín demodé. 
Para ellas, un amplio abanico donde elegir. Falda o vestido largo, midi o corto; pantalones largos, culotte, palazzo; licras, gasas, terciopelos; brillos, transparencias, escotazos, volantes... Lo que sea, pero chic.  

Dicen que Amancio se ha gastado unos 20 millones de euros, (incluso hay quien sube hasta 30) en el enlace. Entre vestidos, estilismos, cantantes, fiestas, hoteles, bailes, comidas, cenas, copas, jets privados...
Y que los novios no han querido ningún obsequio. Nada de cuenta bancaria para ingresar el regalo en metálico, ni mucho menos lista de bodas. 
¡¡¡Flipa!!!: han pedido donación a una ONG que se dedica a niños con parálisis cerebral, minusvalía que padece el hijo que tuvo Amancio en su primer matrimonio con Rosa  Mera. 
Chic, pero también... ¡¡maravillosos!! 

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