miércoles, 14 de noviembre de 2018

Carlos, el príncipe más gentleman, cumple 70

Hoy entra en una nueva década. Y se le ve la mar de feliz, al menos en las fotos que se hizo con su familia más íntima y que ha cedido a todo el mundo mundial. 



El eterno príncipe ya tiene 70 tacos. Así que por favor absteneos de príncipes azules, que ya tienen una edad. 
Entre que su mamá es la mar de longeva y su primogénito apenas tiene pelo, no parece que vaya a reinar nunca, aunque ahora sí que está en un buen momento: con su Camila de su alma y sus hijos casados y dándole nietos. Más no puede pedir. 

Encima, hoy celebrará un fiestón con amigos y familiares, que presidirá su madre la reina. Y para que todos le veamos ha repartido estas fotos tomadas en septiembre en su residencia de Clarence House, donde aparecen felices: no tienen motivo para sentirse de otra manera. 

Esta familia resulta una estupenda fuente de inspiración para la escritora Isabel Keats, una maestra retratando la sociedad british, pero sobre todo narrando historias de amor como la de Carlos y Camila, que esperaron más de 30 años para casarse (menos mal que por aquel entonces no había whatsapp, que si no...). 

Carlos ahora vive tranquilo. Reparte su tiempo entre sus huertos, la defensa del medio ambiente y de las especies en peligro de extinción, así como sustituyendo a su madre en numerosos compromisos oficiales. Además, patrocina más de 420 organizaciones benéficas, entre ellas Prince's Trust, con la que ayuda a jóvenes sin recursos a entrar en el mundo laboral.

Tiene un color de cara estupendo, y va siempre impecable. Todo un gentleman (lo que aquí entendemos como que va hecho un pincel)  si se coloca un chaqué, esmoquin, un simple traje, o si va de campo. Corbata, pañuelo y zapatos relucientes son sus señas de identidad. Ah, y su duquesita de Cornualles al lado, of course. 

Otro ingrediente más para esta familia de novela: cuentan la malas lenguas que Harry es hijo de la princesa Diana y de James Hewitt, su profesor de equitación por aquel entonces. Pero nadie en la familia hace ni caso a estos rumores, y Harry aprovecha cualquier oportunidad para mostrar en público la adoración y admiración que siente por su padre el príncipe Carlos. 
Y ahora, tranquilo, espera el nacimiento de su primogénito. Entusiasmado por conocer el color de su pelo, de su piel y de sus ojos. Todo una sorpresa maravillosa que llenará de alegría al padre y al abuelo. 
En fin... 
¡¡Felicidades, alteza!!


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