¿Sabes qué? que sí existe la gente honesta. Aquel que piense que la mayoría va a lo suyo, que se queda con lo que no le pertenece y que no ayuda a los demás está equivocado. Hay mucha gente buena, y está por todas partes.
Te lo digo porque lo he experimentado.
Recién terminadas las navidades, comienzan las rebajas, que se unen con el trasiego de miles de personas que quieren cambiar de talla o de lo que sea los regalos de los Reyes Magos. Hay gente por todas partes; todo el mundo sale de tiendas y todo el mundo va con prisas, a toda velocidad.
Hace unos días salí de tiendas y perdí mi móvil, uno chulísimo, con apenas cuatro meses (lo tuve que comprar cuando me robaron el bolso), precioso, muy práctico y toda una tentación, la verdad.
Cuando me di cuenta de que no lo llevaba encima pensé que se habría caído en el coche, pero allí no lo encontré. Así que regresé donde había estado con la esperanza de encontrarlo. ¡¡¡Tampoco!!! La dependienta, encantadora, me prestó su teléfono para llamar a mi número.
¡Cuál fue mi sorpresa cuando contestó una chica! Le había dado una patada en plena calle, lo vio, lo cogió y lo guardó esperando dar conmigo para devolvérmelo.
Me dijo que no me preocupara, que me lo guardaría hasta que pudiera recogerlo. Me facilitó su dirección y la de su trabajo.
¡¡¡Imagínate mi alegría!!!: yo pensaba que me habían vuelto a robar. Pero no, porque hay gente buena y honrada.
Esa misma noche fui con mi hermana a su pueblecito, Cobeña, a unos 15 kilómetros de mi casa. Y allí estaba Nuria.
Encantada y feliz por poder ayudar a alguien. Todo un ejemplo para su hija, que estaba junto a ella.
Desde aquí quiero volver a darle las gracias por cogerlo, guardarlo y abrirme la puerta incluso a las diez de la noche.
Gracias, Nuria de Cobeña. Espero y deseo que como tú haya mucha gente. Mil gracias.
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