Mete en una coctelera a una mujer con problemas de agorafobia, una ventana, ansiolíticos y antidepresivos, mucho vino y un asesinato. Mézclalo bien. Te dará como resultado La mujer en la ventana, el primer libro de A. J. Finn.
Bajo este seudónimo se esconde Dan Mallory, un escritor neoyorquino de 39 años, que se declara fan total de Sherlock Holmes y devorador de los libros de Patricia Highsmith, así como del cine de Alfred Hitchcock. Posee un carácter depresivo además de problemas de agorafobia. Y todo ello lo ha plasmado en su primera novela, un thriller psicológico, en el que ni la protagonista ni tú sabréis qué es verdad y qué es falso.
Tanto mezclar vino con medicamentos, tanto ver películas antiguas y tanto espiar a los vecinos acaba por volver majara a cualquiera, lo esté o no. Y eso es lo que le pasa a Anna: que ya no sabe si lo que ha visto lo ha visto o lo ha imaginado, si lo que siente es cierto o falso y ni siquiera se puede fiar de sí misma: no recuerda las claves de su teléfono, de su cuenta de email, de su ordenador... Ni sabe cuándo las cambió.
Con la excusa de homenajear a Hitchcock, A. J. Finn ha montado una novela negra al más puro estilo americano, donde el barrio, los vecinos, y las casas son fundamentales, tal y como ocurre en novelas como La Pareja de al lado, Un extraño en casa o El secreto de mi marido.
Una novela fácil de leer, amena, de ritmo ágil y con algunos giros impensables. Ahonda en trastornos psicológicos como la agorafobia y el estrés postraumático que sufren los dos protagonistas principales.
Pone de relieve que los chats, las redes sociales y los foros on line suponen una forma de escape para muchos, sí, pero también un lugar donde pueden engañarte como a una boba.
Y si no, ya lo leerás.
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